Este libro es una verdadera joya de la educación. Es
un libro corto y fácil de leer, con un estilo coloquial y ameno, que
presenta una visión crítica pero esperanzadora del mundo de la educación
actual.
Padres brillantes, maestros fascinantes nos presenta las
tremendas dificultades a las que nos enfrentamos quienes tenemos la
bonita tarea de educar, y cómo hoy en día no basta con ser un buen padre
o un buen maestro: hay que ser brillante, y fascinante.
De la mano de esta premisa, Augusto Cury nos presenta sus principios
básicos para llegar a convertirnos en esos padres o maestros que dejan
verdadera huella en sus hijos y alumnos. Esos que van mucho más allá de
lo que se hace actualmente, utilizando principalmente las armas de la
creatividad, la emoción y la afectividad. No es una lista larga ni
técnica, pero son las llaves maestras que pueden llevar a abrir el
corazón de cualquier niño o joven.
El libro concluye planteando unos pocos cambios más globales que se
podrían aplicar a los sistemas educativos actuales para tratar de
conseguir ese objetivo de educar personas, mucho más ambicioso y
fructífero que llenar la cabeza de conocimientos. Y añade también
algunos de los resultados sorprendentes y esperanzadores que se han
originado en algunas de las escuelas donde se han puesto en marcha estas
medidas.
Es un libro genial, sin desperdicio, que no debieran dejar de leer
todos aquellos a quienes preocupe la educación de sus hijos o alumnos.
El libro consta varios capítulos dedicados cada uno a un punto clave
de la educación (primera parte para padres, y segunda para maestros), en
los que el autor enfrenta lo que se puede esperar de un buen padre o un
buen maestro, con lo que harían un padre brillante, o un maestro
fascinante.
Son puntos generales, y las recomendaciones del autor van en
la línea de ser positivos y emotivos, orientados a educar las emociones
y la memoria. Por poner algún ejemplo, estos son los títulos de algunos
capítulos:
Después de estos puntos (7 para padres y 7 para
maestros), dedica una tercera parte a los principales errores de los
educadores (corregir en público, castigar enfadado, ser impaciente, no
cumplir con la palabra...). La cuarta parte resume muy brevemente las
investigaciones del autor sobre el funcionamiento de la memoria (Augusto
Cury tiene publicada una amplísima teoría sobre la inteligencia que es
fascinante), un apartado que probablemente resulte revelador para
muchos. La quinta parte explica 10 puntos básicos sobre cómo podrían
modificarse las escuelas y el sistema educativo para adaptarlo a las
ideas que expone (música de ambiente, sentarse en círculo, desarrollar
el arte de las preguntas, contar muchas historias, humanizar al
maestro...), y algunos de los resultados obtenidos aplicando estos
cambios. Finalmente, concluye con un elogio de la figura de los
educadores, maestros y padres, y de la importancia que deberían tener en
la sociedad.
Lo leímos Felipe y yo hace tiempo y son de estos libros de autoayuda que nos vienen fenomenal. Por lo menos a nosotros. Os lo recomiendo. Besos y feliz semana a todos.
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