Nuestro cole


   El Colegio Público Trajano tiene una larga historia que comienza en el año 1889, cuando se compra el palacio del Duque de la Roca, por parte del ayuntamiento, en el lugar más céntrico de la ciudad, junto al arco Trajano, de ahí su nombre, y a escasos metros de la plaza de la Constitución, hoy plaza de España.
Coge toda una manzana. Máximo Pulido Romero, maestro emeritense, ha escrito dos libros  que recoge la enseñanza emeritense y hace un recorrido de los centros en Mérida: La escuela pública emeritense en el siglo XIX Recorrido por la escuela pública (1900-1950) , donde da una visión de como transcurrieron los años en nuestra ciudad y la incidencia de la enseñanza. Máximo Pulido es un experto en esta materia.
PRIMEROS PASOS
El ayuntamiento emeritense pagaba en el siglo XVIII la dotación de un maestro de primaria. También comienza a plantearse la idea de ofrecer una formación pública adecuada y que alcance a todos los niños y niñas.
En 1816 había cien niños matriculados en la única escuela que tenía Mérida y en 1870 ya pasaban de los seiscientos en las cuatro escuelas que mantiene el municipio, dos de niños y dos de niñas.
Mérida contaba con tres edificios destartalados en 1885, según Pulido en un precioso artículo que publica la revista Mérida : el Convento de Jesús, que después sería manicomio, cárcel y hoy es el Parador Nacional de Turismo Vía de la Plata; la iglesia convento de Santa Clara, cuyo edificio alberga ahora la colección visigoda y el Pósito, en la esquina de la calle Trajano con Félix Valverde Lillo, hoy es un grupo de viviendas frente al colegio Trajano.
Las aulas de esta época eran lamentables, con goteras, insuficientes para acoger a todos los niños, por lo que se producía un hacinamiento total, sin luz adecuada y poca ventilación, no tenía servicios higiénicos ni agua. Una angustia para los maestros y los padres.
El ayuntamiento era incapaz de resolver este problema y reconocía el peligro que corrían los niños y niñas, la mayoría muy pobres, que acudían a la escuela descalzos y sin ropa apropiada en los crudos inviernos.
El ayuntamiento, en 1884, busca algún local que sustituya a estos y mira un ruinoso lugar en el convento de San Francisco, lo que hoy es el mercado de Calatrava, e inicia el expediente, ya que era otro lugar que el Estado había desamortizado.
Las vicisitudes del expediente son tales que determinan dejarlo, ya que no se consideraba oportuno y se buscan otros solares en el centro de la ciudad. Así se recoge en un pleno municipal de 1885, donde hay un debate para buscar un solar y se propone el que ocupaba el palacio del Duque de la Roca, con unas casas accesorias que se encuentra en la misma manzana, en pleno centro de la ciudad y que según Pedro María Plano es un "vetusto edificio que ningún mérito artístico encierra".
   No tienen la misma opinión ciudadanos como los hermanos Giner de los Ríos, que lo describen como un precioso lugar donde hay capiteles romanos adosados a las paredes, recuerdos bizantinos y otros restos arqueológicos dignos de conservar. Este es el comienzo de la historia del colegio Trajano, que sería realidad en 1889 y aún perdura.



MERIDA
El colegio público Trajano se inauguró en 1889. Hemos recogido sus primeros pasos. Como se gestó. El esfuerzo del ayuntamiento emeritense en conseguir comprar, por 45.000 pesetas, el edificio del Duque la Roca en el mismo centro de la ciudad y el coste del edificio y sus distribución. Queda la compra del mobiliario y unas consideraciones de este centro que forman parte de la historia.
De la compra del mobiliario y del material escolar se encargó el alcalde, Pedro María Plano, que se desplazó a Madrid para obtenerlo del mejor sitio y visitó la Escuela Modelo y el Museo Pedagógico. Verificó el material necesario y encarga a Eusebio Moreno el mobiliario, por un importe de 7.101,10 pesetas, y a la viuda de Hernández parte del material escolar, gastándose 1829,50 pesetas.
MESAS
Se compraron 80 mesas para los niños y 80 para las niñas. Tenían cabida para dos alumnos y costaron 31 pesetas cada mesa. Ocho armarios, al precio de 125 pesetas. Cuatro mesas de pino de Soria, barnizadas en color natural, para los profesores, por 70 pesetas cada una.
Se pintan los locales, se colocan ocho pararrayos, se arregla el material usado y se hace una limpieza general del edificio. El ayuntamiento no escatima gastos y al final le cuesta 189.424,09 pesetas, el presupuesto ordinario del ayuntamiento era de 121.820,80 pesetas. No hacen falta más comentarios.
Los primeros maestros que impartieron sus clases en el colegio público Trajano fueron Juan Fuentes y Manuel Guerrero y las maestras Antonia María Yusta y Josefa Alvarez Borrego. Tenían a su servicio un auxiliar y un auxiliar temporero: Ramón Zancada, Francisco Chacón, Francisco Guerrero, Casto Fernández y Emiliano Moreno Prieto y entre las auxiliares femeninas Clotilde Jalín, Josefa García Alvarez y Eulalia Figueras Yusta.
SUELDO
Las auxiliares y temporeros, tanto en mujeres como en hombres, duraban poco, su sueldo era tan bajo que apenas le llegaba para comer, una peseta diaria. Los maestros no le iban a la zaga y cobraban un poco más. Los sueldos de los maestros propietarios, según recogemos en el libro de Máximo Pulido,Recorrido por la escuela pública . En una de las tablas y comentarios el sueldo estaba entre las 400 pesetas anuales. Había ciertas categorías, pero no variaban mucho.
En las escuelas de párvulos las primeras maestras fueron Eulogia Sánchez y como auxiliar Vicenta Zambrano. Al tener un número de pequeños excesivo, contrataron a dos auxiliares más, una de segunda categoría: Feliciano Taborda, y otro de tercera, Silebilla Bravo Nieto.
DECENTE
El colegio público Trajano ha sido la base de la enseñanza en Mérida. El primer centro escolar en un local decente. La ciudad tenía otros dos colegios privados: Santa Ana, que se abrió en 1895 y se clausuró en 1936, y las Josefinas, que llegaron en 1900 y siguen en la actualidad.
A los maestros, en la década de los años cincuenta, les facilitaron unas viviendas que construyó el ayuntamiento en la barriada de la República Argentina. Entonces estaba en las afuera de la ciudad y hoy es casi el centro de ella.
Los maestros del Trajano han sido muchos y se recogen en el libro de Máximo Pulido, pero los que más recordamos son Arsenio Ramos, Santos Díaz Santillana, Concha Soler Nogales, Juan Galán, Jesús Delgado Valhondo, Juana y Aurelia Pardo Garcia de Vinuesa, Luis Pizarro, Juan Uruñuela, Eulalia Guerrero, que tiene una calle en Mérida, Jesús García Santamera, marido de Carmen Campos, parvulista, Isidro Morcillo y su mujer María Rasero y otros maestros que han dado un reconocido prestigio a este centro.
Carmen Soler Nogales vive y tiene una memoria prodigiosa. Nos ha facilitado algunos nombres y, con sus 92 años, bien merece, por sus muchos años dedicados a la enseñanza, un reconocimiento de su ciudad.

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