miércoles, 12 de febrero de 2014

Para reflexionar...


  Cuentan que una hija se quejaba con su padre acerca de la vida. No sabía cómo seguir adelante y cansada de luchar estaba a punto de darse por vencida. El padre, un reconocido chef, la llevó a la cocina, llenó tres ollas con agua y las puso sobre el fuego. Cuando el líquido empezó a hervir, echó zanahorias en la primera olla, huevos en la segunda y algunos granos de café en la tercera. La hija esperó con impaciencia, preguntándose qué hacía su padre. Al cabo de un tiempo su padre apagó el fuego, puso las zanahorias en un recipiente, los huevos en otro, coló el café y lo sirvió en una jarra. Mirando a su hija le preguntó:
  • ¿Querida, qué ves?

  • Zanahorias, huevos y café, respondió ella.
    El padre le pidió que tocara las zanahorias, estaban blandas. Luego le dijo que rompiera los huevos, estaban duros y por último le pidió que probara el café. Ella sonrió mientras olía el rico aroma de la bebida. Entonces, humildemente le preguntó al padre:


• ¿Qué significa esto papá?

El padre contestó, estos tres elementos se han enfrentado a la misma adversidad: el agua hirviendo, y cada uno ha reaccionado de forma diferente. La zanahoria se tornó débil, fácil de deshacer. El huevo que era frágil, después de estar en el agua se endureció. Los granos de café transformaron el agua convirtiéndola en la rica bebida que te reconforta y calienta.


• ¿Qué eres tú?, le preguntó el padre a la hija. ¿Cuando la adversidad llama eres zanahoria, huevo o café? 

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