LEER EN CASA... Con ilusión, con atención, mientras tanto, donde sea...
Compartiendo lecturas con nuestros hijos nos acercamos a ellos, nos comunicamos mejor y tenemos una puerta de entrada a su mundo.
Leyendo juntos se producen momentos inolvidables y descubrimos historias que nos llevan a través del diálogo, la imaginación y la opinión.
Cuando la lectura en todas sus variedades se convierte de forma natural en hábito e la vida familiar, adquiere un sentido de tiempo para el ocio, el aprendizaje y la expresión de los sentimientos.
1- Encontrar el tiempo y el lugar adecuados para leer con los niños, como un aspecto más de la rutina del hogar.
2- Leerles historias cuando son pequeños y animarlos a participar con los gestos, con las palabras.
3- Interesarse por sus lecturas cuando crecen: ofrecerles apoyo para resolver dudas y tiempo para hablar de lo que les conmovió.
4- Hacer de las páginas de un libro o de una pantalla una puerta que los lleve a otros juegos cuando son pequeños o, cuando adolescentes, a un debate interesante.
5- Mostrar que hay muchas formas de lectura: de un libro, de una receta, de una noticia, de un texto publicitario... y que todas ellas enriquecen y enseñan.
6- Descubrir con ellos las posibilidades ilimitadas para la lectura y la escritura que ofrecen esas pantallas y medios digitales que fascinan a chicos y a jóvenes.
Compartir las palabras, los sonidos y las imágenes ayuda a los padres en la educación y proporciona a los hijos sensaciones y aprendizajes imborrables.
La fundacion Germán Sánchez Ruiperez nos hace a los padres estas sencillas recomendaciones. Todo el mundo sirve, no hace falta preparación, solo sentido común (el menos común de los sentidos) para acompañar a nuestros hijos en la aventura de leer.
Compartiendo lecturas con nuestros hijos nos acercamos a ellos, nos comunicamos mejor y tenemos una puerta de entrada a su mundo.
Leyendo juntos se producen momentos inolvidables y descubrimos historias que nos llevan a través del diálogo, la imaginación y la opinión.
Cuando la lectura en todas sus variedades se convierte de forma natural en hábito e la vida familiar, adquiere un sentido de tiempo para el ocio, el aprendizaje y la expresión de los sentimientos.
1- Encontrar el tiempo y el lugar adecuados para leer con los niños, como un aspecto más de la rutina del hogar.
2- Leerles historias cuando son pequeños y animarlos a participar con los gestos, con las palabras.
3- Interesarse por sus lecturas cuando crecen: ofrecerles apoyo para resolver dudas y tiempo para hablar de lo que les conmovió.
4- Hacer de las páginas de un libro o de una pantalla una puerta que los lleve a otros juegos cuando son pequeños o, cuando adolescentes, a un debate interesante.
5- Mostrar que hay muchas formas de lectura: de un libro, de una receta, de una noticia, de un texto publicitario... y que todas ellas enriquecen y enseñan.
6- Descubrir con ellos las posibilidades ilimitadas para la lectura y la escritura que ofrecen esas pantallas y medios digitales que fascinan a chicos y a jóvenes.
Compartir las palabras, los sonidos y las imágenes ayuda a los padres en la educación y proporciona a los hijos sensaciones y aprendizajes imborrables.
La fundacion Germán Sánchez Ruiperez nos hace a los padres estas sencillas recomendaciones. Todo el mundo sirve, no hace falta preparación, solo sentido común (el menos común de los sentidos) para acompañar a nuestros hijos en la aventura de leer.
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